Decepcion con la vida

. domingo, 2 de septiembre de 2007
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Decepcion con la vida


Querías comerte el mundo... y ha resultado indigesto. ¿Sientes frustración? ¿No obtienes lo que crees que tu esfuerzo merece? Quizás el perfeccionismo o las metas poco realistas estén saboteando tu presente...

En esta sociedad mediáti­ca se ha dado en llamar "la generación mileurista"a las mujeres y hombres que rondan la treintena y pare­cen estar más preparados intelectual y culturalmente que ninguna otra ge­neración anterior. Carolina Alguacil, de 28 años e inventora del término, lo ve así:


"El mileurista es aquel jo­ven licenciado, con idiomas, posgra­dos, másters y cursillos, que no ga­na más de mil euros. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tie­ne casa, no tiene coche, no tiene hi­jos, vive al día... A veces es divertido, pero ya cansa...".


No sólo cansa; agota, y hasta puede acabar hundiendo en el desencanto, la rabia o la depresión. Pero ¿no estaremos exigiendo a la vi­da (a la sociedad, a los demás) "dema­siado", a costa incluso de cederle parte de nuestra responsabilidad? ¿Y no esta­remos errando en el tipo de premios o recompensas que nos creemos con de­recho a esperar?


Como superar la decepcion con la vida


El error entre tener y ser


"Tengo una carrera, dos másters y 800 euros de sueldo. Ni siquiera pue­do aspirar a esos pisos de 30 metros que anuncia el gobierno. Si no fue­ra por el colchón de seguridad de mis padres, estaría en el umbral de la po­breza", cuenta Soraya, de 29 años. ¿Y cómo lo vive? Con mucha ansiedad y un estilo de vida acelerado: traba­jando todo el día para ganar, y gas­tando lo ganado durante el resto del tiempo. Lo cual convierte el disfru­te en satisfacción inmediata y aturdi­miento. ¿Cómo neutralizarlo sin ha­cerse monje zen? ¿Cómo reencontrar los valores que nos ayudan a sentirnos personas y no robots?


Vives en el mundo que construyes


Para recuperar tu centro y saber discenir qué te interesa de la vida, co­mienza a deshacerte de la ideas dis­torsionadas que suelen colonizar la mente y perturbar la autorrealización.

Perfeccionismo. Crees que debes hacerlo todo bien y trtas de controlar hasta el último detalle. Ideas irracionales: "Sólo yo sé hacer las cosas como se debe", "No soporto que me critiquen","Cuando cometo un error me siento fatal". Ideas realistas: "Me gusta hacer bien las cosas, pero no soy el mejor en to­do", "Todo el mundo comete erro­res, y yo también. Caer y levantarse es parte del aprendizaje para caminar".

Aprobación. Sin ella, las dudas te impiden tomar decisiones. Ideas irracionales: "Me preocupa lo que puedan pensar de mí", "Prefie­ro complacer a los demás que a mí mismo", "Me cuesta decir no".


Ideas realistas: "Me importa lo que piensen de mí, pero más el respeto que me debo a mí mismo", "Cada cual tiene derecho a tener su opinión sobre mí y no todas van a ser buenas","Lo que yo necesito o me apetece impor­ta tanto como lo que necesitan o les apetece a los demás".


Vulnerabilidad. Vives con el mie­do constante a que te lastimen. Ideas irracionales: "A menudo me siento víctima de las circunstan­cias", "Me inquieta el futuro", "Me obsesiona que las cosas salgan mal". Ideas realistas: "Las circunstancias a veces me hacen sentir mal y otras bien, pero mi estado de ánimo de­pende sobre todo de mí mismo", "El futuro depende en buena medida de que disfrute del presente de forma sa­na","Si algo sale mal, lo intentaré de otra manera la próxima vez".

Control. Sólo confías en ti. Ideas irracionales: "Detesto dejar mi vida o mi futuro en manos ajenas", "No soporto que me den órdenes", "Me gusta estar pendiente de todo, porque si no suele acabar fatal". Ideas realistas: "Yo no puedo diri­girle la vida a todo el mundo; ade­más, eso genera mucho resentimien­to", "Delegar agiliza el trabajo, hace sentir bien a los demás y me libera de una carga","Soltar las riendas reduce el estrés; controlar la vida de los de­más me hace depender de ellos y me impide vivir mi propia vida, que es la única que realmente puedo vivir".


Dependencia. Te sientes incapaz de valerte por ti mismo y continua­mente buscas ayuda de los demás. Ideas irracionales: "Necesito que me quieran para sentir que soy alguien", "Pido consejo sobre la mayoría de las cosas que tengo que hacer","Jamás sería feliz estando solo". Ideas realistas: "Conocer otras opi­niones es importante, pero mis pro­pias decisiones las tomo yo", "Me gusta estar en grupo, pero también puedo disfrutar mucho a solas".


Cuidado con tu lenguaje


Las palabras tienen una gran carga emocional y poder para "solidificar" ideas erróneas. Las que producen an­siedad y preocupación corresponden a cuatro grandes categorías:

Extremistas. Calificativos que exa­geran los hechos o les imprime un carácter catastrofista: terrible, trági­co, espantoso, desastroso, intolerable... Alternativas: difícil pero no insufrible; situación incómoda pero no intolera­ble; preocupante pero no terrible...

Dicótomas. O blanco o negro, son palabras que excluyen las tonalidades de grises, que suelen ajustarse más a la realidad: rotundamente, nadie, nunca, siempre, todos, nada... Alternativas: a veces, algunas cosas o personas...

Evaluativas. Hay dos categorías: jui­cios (despreciable, estúpido, fracasado, patético, inútil... Alternativas: me es­forzaré más la próxima vez; reconoz­co que me equivoqué, etc.) y órdenes (debería, tengo que... Alternativas: se­ría preferible que...).

Que victimizan. Palabras con las que subestimamos nuestra capacidad de afrontar los desafíos de la vida: débil, in­capaz, incompetente, no puedo... Alter­nativas: voy a intentarlo; podré hacerlo mejor; costará pero lo lograré.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Un poco descabellado el articulo, no todo es o blanco o negro, hay grises. Y tampoco se encasilla a los seres humanos,de que todos sean de una misma forma. Siglo XXI, los tiempos cambiaron.