Liberarse de los miedos

. miércoles, 21 de marzo de 2007
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Liberarse de los miedos


A veces es conveniente cambiar un hábito de conducta que está demasiado arraigado. ¿Te atre­verías a probar? Se puede plan­tear como un juego o un experi­mento conductual. Por ejemplo: imagina que amontonas toda tu ropa dentro del armario. ¿Qué pasará? ¿Aumentará tu tensión? ¿Te pondrás de mal humor?

¿Y si no encuentras tu camisa verde? ¿Sobrevivirás? Analiza los pensamientos que surgen en ti y trata de neutralizarlos, de estar tranquila y en paz.


Si lo consigues puedes llegar a ver algo muy útil para tu crecimiento personal. La recreación es una especie de "magia" por la que se extrae del interior la tensión y se convierte en "obra de arte" tu propio bienestar.

Lujuria y sensualidad

. domingo, 11 de marzo de 2007
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Lujuria y sensualidad


La sensualidad ayuda a vivir y a disfrutar más las emo­ciones, a mostrarnos como somos, a ser más felices, mientras que el instinto reprimido genera agresividad


Acabás de conocer a alguien que te ha sedu­cido a primera vista... y las fantasías surgen in­mediatamente. Si realmente has quedado impre­sionado, no dejas de imaginar qué podéis hacer juntos y cómo. Sin límites. Sin vergüenza. Sin censuras. Quizá jamás llegaréis a intimar, pe­ro tu imaginación ya lo está disfrutando.


La lujuria, según Simón Blackburn, autor de ensayos filosóficos tan populares como Pensar y Sobre la bondad, es furtiva, impetuosa, opor­tunista, y si la reprimimos se estropea. Así que, sea como sea, hay que rescatarla, elevarla de la categoría de pecado a la de virtud. Porque, sobre todo, es una forma de juego vital y afir­mativo, un gozo más de la mente sana.


Lujuria y sensualidad en la pareja


¡Fuera tabúes y pudor!

Sin embargo, la lujuria está considerada uno de los siete pecados capitales. Así lo transmitió el Cristianismo a lo largo de los siglos y durante su expansión por el mundo. Pero ¿cómo va a ser pecaminoso el deseo, sobre todo si es recíproco? Curiosea en ti mismo hasta encontrar con ma­durez tu propio reconocimiento libidinoso, aprende a conocerte, a valorar tus preferencias. El placer, la sensualidad, ayudan a vivir mejor las emociones, mientras que los instintos re­primidos dan lugar a agresividades desplazadas que nos acaban perjudicando.


¿Aprenderías algo nuevo?

La actividad sexual frecuente produce los mis­mos niveles de felicidad que un aumento sa­larial, según demostraron recientemente dos economistas de Dartmouth College (EEUU) y de la Universidad de Warwick, en Inglaterra. Y más aún: reduce el riesgo de cáncer de próstata y de mama, eleva los índices de in­munidad, alivia el estrés y quema unas 180 calorías en media hora. Pero, como afirma la doctora Ruth Westheimer,"no es cuestión de cantidad, sino de cuan placentero e intere­sante puede ser el sexo".