Decepcion con la vida
Querías comerte el mundo... y ha resultado indigesto. ¿Sientes frustración? ¿No obtienes lo que crees que tu esfuerzo merece? Quizás el perfeccionismo o las metas poco realistas estén saboteando tu presente...
En esta sociedad mediática se ha dado en llamar "la generación mileurista"a las mujeres y hombres que rondan la treintena y parecen estar más preparados intelectual y culturalmente que ninguna otra generación anterior. Carolina Alguacil, de 28 años e inventora del término, lo ve así:
"El mileurista es aquel joven licenciado, con idiomas, posgrados, másters y cursillos, que no gana más de mil euros. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al día... A veces es divertido, pero ya cansa...".
No sólo cansa; agota, y hasta puede acabar hundiendo en el desencanto, la rabia o la depresión. Pero ¿no estaremos exigiendo a la vida (a la sociedad, a los demás) "demasiado", a costa incluso de cederle parte de nuestra responsabilidad? ¿Y no estaremos errando en el tipo de premios o recompensas que nos creemos con derecho a esperar?
Como superar la decepcion con la vida
El error entre tener y ser
"Tengo una carrera, dos másters y 800 euros de sueldo. Ni siquiera puedo aspirar a esos pisos de 30 metros que anuncia el gobierno. Si no fuera por el colchón de seguridad de mis padres, estaría en el umbral de la pobreza", cuenta Soraya, de 29 años. ¿Y cómo lo vive? Con mucha ansiedad y un estilo de vida acelerado: trabajando todo el día para ganar, y gastando lo ganado durante el resto del tiempo. Lo cual convierte el disfrute en satisfacción inmediata y aturdimiento. ¿Cómo neutralizarlo sin hacerse monje zen? ¿Cómo reencontrar los valores que nos ayudan a sentirnos personas y no robots?
Vives en el mundo que construyes
Para recuperar tu centro y saber discenir qué te interesa de la vida, comienza a deshacerte de la ideas distorsionadas que suelen colonizar la mente y perturbar la autorrealización.
Perfeccionismo. Crees que debes hacerlo todo bien y trtas de controlar hasta el último detalle. Ideas irracionales: "Sólo yo sé hacer las cosas como se debe", "No soporto que me critiquen","Cuando cometo un error me siento fatal". Ideas realistas: "Me gusta hacer bien las cosas, pero no soy el mejor en todo", "Todo el mundo comete errores, y yo también. Caer y levantarse es parte del aprendizaje para caminar".
Aprobación. Sin ella, las dudas te impiden tomar decisiones. Ideas irracionales: "Me preocupa lo que puedan pensar de mí", "Prefiero complacer a los demás que a mí mismo", "Me cuesta decir no".
Ideas realistas: "Me importa lo que piensen de mí, pero más el respeto que me debo a mí mismo", "Cada cual tiene derecho a tener su opinión sobre mí y no todas van a ser buenas","Lo que yo necesito o me apetece importa tanto como lo que necesitan o les apetece a los demás".
Vulnerabilidad. Vives con el miedo constante a que te lastimen. Ideas irracionales: "A menudo me siento víctima de las circunstancias", "Me inquieta el futuro", "Me obsesiona que las cosas salgan mal". Ideas realistas: "Las circunstancias a veces me hacen sentir mal y otras bien, pero mi estado de ánimo depende sobre todo de mí mismo", "El futuro depende en buena medida de que disfrute del presente de forma sana","Si algo sale mal, lo intentaré de otra manera la próxima vez".
Control. Sólo confías en ti. Ideas irracionales: "Detesto dejar mi vida o mi futuro en manos ajenas", "No soporto que me den órdenes", "Me gusta estar pendiente de todo, porque si no suele acabar fatal". Ideas realistas: "Yo no puedo dirigirle la vida a todo el mundo; además, eso genera mucho resentimiento", "Delegar agiliza el trabajo, hace sentir bien a los demás y me libera de una carga","Soltar las riendas reduce el estrés; controlar la vida de los demás me hace depender de ellos y me impide vivir mi propia vida, que es la única que realmente puedo vivir".
Dependencia. Te sientes incapaz de valerte por ti mismo y continuamente buscas ayuda de los demás. Ideas irracionales: "Necesito que me quieran para sentir que soy alguien", "Pido consejo sobre la mayoría de las cosas que tengo que hacer","Jamás sería feliz estando solo". Ideas realistas: "Conocer otras opiniones es importante, pero mis propias decisiones las tomo yo", "Me gusta estar en grupo, pero también puedo disfrutar mucho a solas".
Cuidado con tu lenguaje
Las palabras tienen una gran carga emocional y poder para "solidificar" ideas erróneas. Las que producen ansiedad y preocupación corresponden a cuatro grandes categorías:
Extremistas. Calificativos que exageran los hechos o les imprime un carácter catastrofista: terrible, trágico, espantoso, desastroso, intolerable... Alternativas: difícil pero no insufrible; situación incómoda pero no intolerable; preocupante pero no terrible...
Dicótomas. O blanco o negro, son palabras que excluyen las tonalidades de grises, que suelen ajustarse más a la realidad: rotundamente, nadie, nunca, siempre, todos, nada... Alternativas: a veces, algunas cosas o personas...
Evaluativas. Hay dos categorías: juicios (despreciable, estúpido, fracasado, patético, inútil... Alternativas: me esforzaré más la próxima vez; reconozco que me equivoqué, etc.) y órdenes (debería, tengo que... Alternativas: sería preferible que...).
Que victimizan. Palabras con las que subestimamos nuestra capacidad de afrontar los desafíos de la vida: débil, incapaz, incompetente, no puedo... Alternativas: voy a intentarlo; podré hacerlo mejor; costará pero lo lograré.